domingo, 25 de noviembre de 2012

“Jerusalen, crisol de las tres culturas”

Bartomeu Bioque, Josep M. Queraltó y Jaume Bertomeu
El 22 de noviembre tuvo lugar la conferencia “Jerusalen, crisol de las tres culturas”, ofrecido por el escritor Bartomeu Bioque, precedido por la proyección del audiovisual “El caballero de Cristo y la dama del paraíso”, realizado por Jordi S. Bonet y producido por la Colección Josep M. Queraltó, en la Capilla de Santa Ágata ante una nutrida audiencia. El acto, presentado en el marco de la exposición “Il·lusió i moviment. De les ombres al film”, estuvo organizado por el Institut d’Estudis Històrics Medievals de Catalunya y Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó.
Aunque la conferencia no trata especificamente sobre el cine, su contenido si ha sido el argumento escogido en muchas producciones cinematográficas y así queda reflejado en el audiovisual al introducir algunos posters de notables películas para ilustrar determinados momentos históricos.
El documental ofrece una mirada histórica a lo largo de 58 minutos de la Ciudad Santa de Jerusalen y la presencia milenaria de las tres religiones más importantes del planeta: cristiana, musulmana y judía, que reclaman la titularidad de ese reducido territorio y cuyos desencuentros, cruentos, continúan en la actualidad.
Bartomeu Bioque, siguiendo la estructura del audiovisual, hizo referencia a las peregrinaciones y las Cruzadas, que se han sucedido como un estado de guerra permanente con breves períodos de paz. La dama del paraíso viene a ser una metáfora de esa tierra prometida, que es Jerusalen, deseada por los líderes religiosos desde la época de las cruzadas. Para la tradición cristiana era el Paraíso Terrenal, escenario de la pasión de Cristo, donde se cumplirían las predicciones apocalípticas. Para la judía, alguna de sus puertas, llevarían al infierno donde ardía la ira de Dios. Para la musulmana, que situaba en la Mezquita de Omar la ascensión de Mahoma a los cielos, también dos entradas de signo contrario conducían al frescor del oasis divino o al fuego devorador del abismo. Las tres confesiones abrahámicas consideraban la Ciudad Santa como el Edén prometido adonde acudían los peregrinos para su regocijo y alegrar su corazón.
Para algunos historiadores las cruzadas siguen vigentes de alguna manera en la actualidad. Distinguen tres etapas en su cronología: Una clásica, el periodo entre el papa Urbano II en 1095 y la muerte prematura de San Luis en 1270, cuando se pone en práctica la operación libertadora de Jerusalén a lo largo de ocho campañas, siguiendo las pautas de la doctrina de la guerra santa promovida en le época feudal; otra modernoa entre la caída de Constantinopla en 1453 y el segundo cerco de Viena en 1683, donde se producen nuevas realidades políticas y religiosas. De manera que el caballero andante sustituye la figura del paladín cruzado al igual que las órdenes caballerescas toman el relevo a las militares. Y otra contemporánea, apropiado por dictadores para legitimar sus guerras y regímenes, por extremistas para reivindicar sus acciones armadas y por el lenguaje subliminal de la publicidad.

 
 
 
 

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